Si leo y al mismo tiempo ando con tristeza, los lamentos se sueltan al instante y empiezan a escurrir hacia el exterior en chorros. Sin darme cuenta el desaohogo se desata mientras avanzo línea tras línea.
Si un libro es capaz de hacer eso en mí, lamento de aquellxs que desconocen aún ese y otros placeres que produce la lectura.
Hablaba con un amigo sobre el fanzine y su interesante formato de divulgación en estos tiempos cuando la mayoría de las cosas que leemos, discutimos o expresamos está colgado en lo digital.
Pienso cuando los correos, los telegramas, los manifiestos, los anuncios, la prensa y más eran formatos de comunicación vivenciales que quedaban siempre guardados en nuestros sentidos.
Hoy en gran parte ese carácter emocional que vivíamos en los medios de información artesanales se ha suplantado por un modelo más agitado y de sobreproducción de información que nos ahoga.
Que bonito volver a recuperar esas actividades informativas que se fueron sustituyendo, y así tener una sensación real de la información que llega sin tanto ajetreo y falsedad.
Claro, siempre me ha encantado la diversidad musical en todo el mundo. En mi caso, a mi me tocó decantarme por el metal y su diversas ramas que lo componen.
Ayer en mi reflexión nocturna sobre este género (obviamente mientras escuchaba unas rolitas), y sin animo de crear competencia, llegué a la conclusión de que este género es súper completo, universal e inmortal.
Por cualquier lado que vayamos a explorarlo, la mística que encierra esta música muestra el alto nivel de composición que ponen los artistas al elaborar sus obras. En sus letras, melodías, voces, arreglos, etc.
A mi esta música me atrajo por su fuerza, estética y temas profundos de vida. Pero sobre todo, me ha sido formadora de carácter y pensamiento crítico.
Hay entornos negativos en los que me ha tocado ser la contraparte para detener los malos tratos en el trabajo.
Es una labor desgastante, pero reconforta aún más el gesto de agradecimientos de lxs compas cuando saben que cuentan con un amigo más.
Nadie dijo que sería fácil, pero hay que cosechar armonía para recibir compañía siempre.
No todo hay que esperar que caiga del cielo, o mejor dicho de la institucionalidad. Somos actores principales de nuestra realidad; por lo tanto, la movilización activa y consciente en nuestras comunidades, trabajos, centros de estudios y familias es la forma básica de participación política que debemos siempre cultivar.
Solitario. Entrañable. Volcánico.